PORTAL ALBICELESTE

La Corporación Club Deportivo Magallanes nace como la organización designada para administrar y desarrollar todo aquel patrimonio –tangible e intangible- de la hinchada luego de la concesión otorgada por parte de la Asamblea General de Socios para la creación de una Sociedad Anónima en 1999: desde los inicios de la década pasada hasta hoy en día, la Corporación ha mantenido un directorio electo democráticamente por los socios del club y que ha tenido que medirse –a veces fructíferamente, otras veces con poca suerte- con los dueños que han mantenido la administración de dicha Sociedad y que en reiteradas ocasiones se ha visto debilitada por la poca prolijidad empresarial para con la historia y las tradiciones del equipo, así como también con su realidad deportiva.

 

No obstante, la retirada de Alfonso Swett y la subsecuente llegada de Anselmo Palma a la gerencia de Magallanes permitió un repunte y fortalecimiento institucional por parte del club, logrando el ascenso desde Tercera División en 2010 y la reestructuración –entre otras cosas- de los cadetes y de un complejo del más altísimo nivel deportivo. En este contexto, la Corporación no se ha visto acallada ni menos debilitada en sus fuerzas cuando ha tenido que denunciar ciertas decisiones tomadas a nivel nacional como local, impulsando y logrando proyectos tales como el reconocimiento de la Bandita de Magallanes por el Ministerio de Cultura como Tesoro Humano Vivo en 2012, y la reciente supresión del nuevo emblema impuesto por la Sociedad Anónima tras la llegada de nuevos inversionistas en 2014.

 

Estos logros, al igual que como las futuras discrepancias que pudiesen generarse entre los hinchas y la Sociedad Anónima, requieren de la Corporación para que su efectividad material y real puedan proyectarse a lo largo del tiempo: la Corporación es, efectivamente, aquella entidad jurídicamente reconocida que permite que la voz del hincha pueda tener algún impacto tanto en los desaciertos deportivos y administrativos de la gerencia del club como en las injusticias que pueden acometerse a nivel nacional por parte de la ANFP y de la Federación de Fútbol de Chile.

 

Por estas y otras tantas razones, el hincha carabelero tiene el deber de participar –en calidad de socio- en las decisiones de la Corporación y en la elección periódica de sus representantes: la fuerza de la barra está, en efecto, en la importancia que los hinchas le den a aquellos espacios que se han ido construyendo con gran esfuerzo a lo largo de los últimos años.